Las plazas no sólo son una tregua entre tanto ladrillo que oprime las calles, una estación de aire suelto para echar a volar un suspiro, sino también un remanso verde para los ojos. Por eso es que las plazas son también de las ventanas que las miran.
La plaza Alem es el viejo centro de un lugar clásico de la ciudad, pegado a Alta Córdoba. El bar El Bufé tiene también casi un siglo de mirar a la plaza.
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