Con el pragmatismo de quien gobierna una fuerza guiada por sus impulsos, Juez pasó de militar como aliado del socialista Hermes Binner a ofrecerse como socio privilegiado del macrismo.
El viejo dilema de la oposición cordobesa repite un capítulo tras otro. Se acercan, se insultan, se alejan. Y todo vuelve al comienzo con el signo de lo imposible.
La historia es tan larga que ya cumplió 11 años, cuando a la cómoda rivalidad del peronismo y el radicalismo como un eco tardío del “que se vayan todos” se sumó el Partido Nuevo, luego Frente Cívico, de Luis Juez.
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