El puño apretado. Rígido. Guardando un juego de llaves, las de su departamento.
Cuando los médicos forenses encontraron el cadáver de Paola Acosta (mañana cumpliría 37 años), 80 horas después de que desapareciera junto con su pequeña Martina (1 año y 9 meses), su mano derecha, embarrada, estaba herméticamente cerrada. Adentro, escondía el llavero.
¿Cuál es el raid delictivo que se le endilga a Lizarralde?: una reconstrucción de cómo sucedió el crimen y de cuáles son las principales pruebas que lo comprometen. La pista clave del llavero.
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