Si se vuelve la mirada hacia el pasado, el rito del baño se consideraba mucho más que un acto de aseo corporal. Así lo manifiesta la historia a través de las costumbres de civilizaciones antiguas de Egipto, Roma, Grecia y culturas como la árabe, en las que el baño tenía un gran significado religioso. Para el mundo islámico el agua simboliza la pureza y es un don divino. Por ello, el limpiar el cuerpo es un acto de fe.
Del mismo modo, ya en la antigüedad, los baños también perseguían fines terapéuticos; se lo vinculaba al placer y en algunos casos al estatus social.
Desde épocas remotas, el ser humano hizo de los baños un ritual religioso o los utilizó como terapia medicinal. Sin embargo, el placer no era ajeno a la práctica que también algunos usaron como símbolo de estatus social. Las aguas termales concentran todos los objetivos.
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