Antes, la mujer tenía un rol secundario en el delito. Esto cambió. Ahora, ellas conducen motos y autos junto con sus cómplices, saben de armas y cómo usarlas, integran bandas armadas, participan de violentos asaltos.
La reciente detención de Analía Iluminatti (35), como supuesta coautora del brutal asalto –junto a un hombre– a Roque Farrán, el mendocino que resultó gravemente baleado hace una semana en un robo cometido por motochoros en Alta Córdoba, fue el último capítulo de un fenómeno delictivo en plena expansión en estas latitudes: la participación de mujeres en el delito.
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