Para llegar a Los Cerrillos hay que sortear caminos de guadales, tierra, polvo y un calor que ahoga, a veces hasta en invierno. En ese inhóspito paraje en pleno Santiago del Estero, a 12 kilómetros de Salavina y a 360 kilómetros de la ciudad de Córdoba, lo que sobran son carencias.
Ese punto olvidado del mapa tiene una escuela, algunas casas y casi nada más. El colegio 534 Ricardo Ramírez es un viejo edificio construido en 1940, con escaso mantenimiento y francos deterioros, al que concurren 20 alumnos al jardín y 60 a la primaria.
Desde hace 20 años, un grupo de cordobeses arriba con médicos y aportes a Los Cerrillos, un paraje postergado y sin servicios.
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