Negocios La primera impresión que da Roberto Torre es la de alguien serio y distante. Se encarga, apenas huele a cámaras y grabadoras, de poner distancia antes que nada. Pero después no tarda en encontrar algún hilo de unión, un lugar, una vivencia que lo relaje y comienza a despojarse. Con sólo 18 años, Roberto Torre, Presidente de Tersuave, tomó las riendas de una actividad a la que su padre había entrado por casualidad. Con el pasar del tiempo, la fue transformando hasta convertirla en una de las fábricas de pinturas más importantes del país en una cancha habitada por multinacionales.
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