A cada paso, había rostros de dolor, de desesperación, de no comprender qué pudo cambiarles la vida en un instante fatídico.
Recorrer las calles era encontrarse con decenas de vecinos que miraban incrédulos a su alrededor. Estas son apenas algunas de las imágenes que los representan.
La llamada. Alguien recibe un mensaje tranquilizador desde la destrozada vivienda de Rodríguez Peña y Bartolomé Argensola.
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