Los otoños suelen ser cálidos en México. “Uno puede andar de mangas cortas durante el día, pero por la noche baja la temperatura y la madrugada es dura”, nos advierte Eloísa, la guía de la combi que nos acompañará desde Morelia hasta tres pueblos del interior del estado de Michoacán donde participaremos del rito ceremonial que la Unesco declaró “Obra maestra del patrimonio cultural de la humanidad”. Son las 20.30 del primer día de noviembre y señala que nos tomará un par de horas hasta la primera parada. Nos entrega una manta a cada uno, sube una botella de mezcal y partimos.
Según la tradición, en la noche del 1° de noviembre, las ánimas visitan a sus familiares, quienes los agasajan hasta la madrugada. Luego, con velas y pétalos, les señalan el camino de regreso al inframundo.
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