El déficit no se limita al ámbito educativo: en el laboral, tampoco existe una regulación específica y mucho menos prácticas extendidas que aborden el hostigamiento sexual, salvo cuando aparecen casos manifiestos e inocultables.
En Argentina y en América latina, la visibilidad del acoso sexual como problema es escasa. Los avances en cuestiones de violencia de género se han centrado, tal vez por ser más urgentes, en el maltrato que se da en las relaciones familiares.
El déficit no se limita al ámbito educativo: en el laboral, tampoco existe una regulación específica y mucho menos prácticas extendidas que aborden el hostigamiento sexual, salvo cuando aparecen casos manifiestos e inocultables. Es más, casi no hay estudios –mucho menos cifras oficiales–.
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