–¿Me das tu dirección de correo electrónico?
–Te la doy, pero si es para una consulta urgente no te va a servir de mucho.
–¿Por qué?
–Porque no tengo computadora.
En pocos meses más, cuando termine de rendir y aprobar las cuatro materias que le faltan, Fabricio Suárez (22) se convertirá en abogado, en uno de los pocos –si es que hay alguno– que no tiene computadora.
Fabrizio y Almendra serán, en breve, los primeros estudiantes en completar sus carreras gracias a una ayuda económica de la UNC.
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