Los universitarios, en su mayoría, indagan poco en el enorme universo digital. Hay excepciones que confirman la regla de que la gigantesca red de información es un universo que hay que saber explorar.
Parecen tiempos prehistóricos, y en parte podría decirse que lo son, aquellos en que los estudiantes universitarios tenían sólo libros, bibliotecas y hemerotecas físicas para consultar, investigar y aprender.
El vertiginoso avance de la tecnología en los últimos años ha puesto el mundo entero a nuestros pies, a un clic de distancia. Todo es tan inmenso, tan voluminoso, que resulta imposible imaginar lo que se oculta detrás de un buscador como Google.
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