No debe haber un lugar más propicio para desbarrancar con una expresión inapropiada que la política. Les pasó al jefe de Policía de Córdoba y a la Presidenta la semana pasada.
“H erimos sin querer, matamos sin darnos cuenta”, escribió alguien alguna vez, en referencia a las acciones desafortunadas.
Las situaciones inapropiadas no ocurren en forma deliberada, pues de otro modo sería puro cinismo. En general, los despistes por un momento nos hacen olvidar el contexto o la inoportunidad de llevarlas a cabo.
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