Opinión En diciembre pasado, el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, opinó que en la última edición del diccionario de la institución debía incluirse el término “finde”, debido a su iterativo uso diario en la conversación y en los medios. Pero la iniciativa no prosperó. Extraordinario: sus subordinados no le dieron bola. No tuvieron en cuenta que en el cambio semántico, además de la base estadística, también existe como causa la ley del mínimo esfuerzo, y el término propuesto tiene sólo dos sílabas, mientras que “fin de semana” exige cinco. Arnaldo Pérez* El pueblo suele preferir en su elección “fast food”. Son dos sílabas, en lugar de las seis que exige “comida rápida”.
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