Existe una lectura prejuiciosa –originada en el desconocimiento y en un marcado sexismo cultural– que responsabiliza a la mujer de tolerar la violencia al decir que se queda en casa porque “le gusta” ser agredida.
Desvalorizadas desde lo psicológico, lo social y lo económico por el agresor, a las mujeres les es extremadamente difícil desprenderse del círculo de la violencia y lograr pedir ayuda o denunciar.
Un dato imprescindible del informe hoy publicado es que sólo el 12 por ciento de las denuncias se presentan como respuesta al primer episodio de violencia, mientras que casi nueve de cada 10 se dan luego de agresiones reiteradas.
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