Los hallazgos científicos deben resguardarse para evitar que cualquier empresa farmacéutica o laboratorio los tome, los comercialice y se beneficie económicamente con un trabajo ajeno sin ningún aporte de su parte.
En 2002, el equipo de Rabinovich presentó una patente que protege intelectualmente una estrategia para bloquear un mecanismo de escape de los tumores. Fue la primera de las ocho que el grupo posee en la actualidad, orientado hacia potenciales métodos de diagnóstico y tratamientos para cánceres y enfermedades autoinmunes. “El trabajo asociado a la patente recién se publicó dos años más tarde. Si se publica antes, se invalida la patente”.
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