Durante la última década, el sector automotor fue la estrella del supuesto modelo productivo y alcanzó récords de producción, ventas y exportaciones. No obstante, se trata de una rama ineficiente, debido a su reducida escala y altos costos.
Una muestra de ello es que una sola planta de Toyota, en Japón o en Tailandia, produce casi lo mismo que las 11 automotrices radicadas en la Argentina. En ese sentido, la crisis actual –lejos de ser una cuestión coyuntural– actualiza problemas históricos de un sector que nunca revirtió su baja eficiencia.
Históricamente, la actividad en Argentina se constituyó como un sector poco competitivo, que precisó transferencias mediadas por el Estado para subsistir.
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