El pueblito de Amalfi, con apenas cinco mil habitantes, llegó a tener 70 mil pobladores en los tiempos en los que fue una de las cuatro “repúblicas marineras”, que dominaron el Mediterráneo hacia el siglo XI, junto con Pisa, Venecia y Génova.
Su belleza natural se explica a través de la leyenda que dice que Hércules se enamoró de una ninfa llamada Amalfi y que, al morir ella, quiso enterrarla en el lugar más bello del mundo, al que le cedió su nombre.
Amalfi y Capri son destinos para conocer y volver a enamorarse.
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